Llueve.
Ya casi es de noche.
Hoy otra vez
es mi cumpleaños.
Es casi igual que siempre,
pero no,
hoy estoy más
solo,
encerrado
en un reloj
de arena.
Me voy convirtiendo
en el grano
que se va quedando
solo
para cruzar
la cintura mediana
de este cristal
que me oprime.
Pronto caeré,
me sentiré
volar por unos instantes
y estaré de nuevo
junto a mis amigos
que abandoné
durante años.
Volveré
a estar acompañado
¿o es que este túnel
se seguirá estrechando
hasta cerrar el
paso a mis deseos?