soullless

SIN ALMA

Tú, una semana, solo una,
y me tuviste escribiendo versos como si nada más importara.
Cuando decías “te amo”, con esa voz que temblaba,
como si mi nombre fuera demasiado para ti,
me atrapaste.
Años de mantener el corazón cerrado,
de no dejar que nadie se acercara,
y yo, maldita sea, te creí,
dejé caer mis muros porque tus palabras sonaban a verdad.
Me enseñaste a escribir, a sacar el dolor en palabras,
y cada poema que garabateo lleva un pedazo de ti,
de ese fuego que me hizo sentir vivo.

 

Pero fui demasiado honesto, ¿verdad?
Te conté todo, sin pensarlo, sin filtro,
y ese pedazo de mí que solté,
ese error que creí que entenderías,
se volvió un abismo entre nosotros.
Dijiste que yo era casi todo lo que querías,
pero ese detalle, ese maldito detalle,
fue una puerta que cerraste sin mirar atrás.
Y yo, estúpido, te llamé cruel,
y tú te fuiste, como si nunca hubiéramos sido nada.

 

Sé que has vuelto a su lado,
Lo sé porque no pude evitar verte, y te vi, brillar en un lujo digno de ti,
sola, sin nadie más, como diosa verdadera,
aún marcada por el lobo que te hirió.
Y aún así, alguna vez pensaste que no era suficiente, que no daba la talla.
Pero desde el día que él te lastimó,
yo he sido más hombre que él,
con más valor para mantenerte a salvo.
Y, aunque, a pesar de todo me sigues viendo como si valiera menos,
como si mi fuerza no pudiera domarte,
todavía quiero salvarte de sus garras,
mantenerte lejos de su daño.


No sabes de lo que soy capaz,
de la rabia que me quema cuando alguien toca lo que amo.
No sabes cómo mis manos tiemblan, listas para romperlo todo,
cómo puedo destrozar a quien se atreva a lastimarte.
Como aquella noche, cuando aplasté a un monstruo hasta que no quedó nada,
su cuerpo roto bajo una piedra.
Y cuando otro vino por mí,
cegado, gritando, queriendo hacerme pagar,
desenvainé un cuchillo con furia y lo hice callar,
cortando hasta que cayó, porque era mi vida o la de él.
Sangre en mis manos, aún la siento,
fue real, fue por mantener a salvo lo que importa.

 

No soy solo palabras, no soy solo versos,
soy un hombre que haría cualquier cosa por ti,
y tú, tú nunca lo viste, nunca quisiste verlo.
Quiero cuidarte, todavía lo quiero,
como cuando arriesgué todo al exponer mi alma,
como cuando mis versos eran solo para ti.
Pero tú elegiste tu camino, y yo no soy nadie para cambiarlo.
Este poema, estas palabras rotas,
es el fin, el último trazo que hago de ti.
No habrá más, te lo juro,
ni una maldita palabra que lleve tu sombra.
Este vacío me quema más hondo que cualquier herida,
como si mi alma se partiera con cada letra que suelto.
No te buscaré, no te seguiré,
aunque cada letra que he trazado lleva un pedazo de ti,
de esa semana que me hizo soñar,
de ese amor que creí que era nuestro.

 

Si tengo que vivir con este vacío, lo haré,
arrastrándome lejos de la sombra de la que me sacaste,
aquel abismo donde acechaba un demonio,
uno que, demasiado tarde, supe...

 

que era yo.

 

Y ahora caminaré sin alma por este infierno disfrazado de paraíso con el recuerdo de alguien que casi logra salvarme.